El control fronterizo pasa por usar drones: el caso de EEUU y México

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En ToDrone hemos hablado de muchas de las aplicaciones que los drones tienen en materia de seguridad pública, desde el control del tráfico hasta su utilidad a la hora de realizar rescates más rápidos y eficaces. Sin embargo, hay otro terreno en el que las aeronaves no tripuladas pueden suponer un auténtico cambio en la forma en que se gestiona uno de los mayores retos del siglo XXI: el control fronterizo y la inmigración ilegal.

Los países desarrollados, especialmente aquellos que cuentan con frontera directa con naciones del tercer mundo o en vías de desarrollo, se enfrentan a la grave complejidad de evitar la entrada de inmigrantes ilegales en su territorio al mismo tiempo que aseguran la seguridad de las personas que intentan llegar a sus dominios (por ejemplo, aquellos que se juegan la vida en pateras o balsas) y luchan contra las mafias que promueven este tipo de actividades.

En este sentido, los gobiernos han empleado hasta ahora técnicas tradicionales de vigilancia y prevención, incluyendo ingentes despliegues policiales y militares en las fronteras y vallas con las que evitar el paso al país. Sin embargo, ambas estrategias se han demostrado no sólo inútiles sino también excesivamente caras.

Por ello, los drones prometen ser una herramienta de gran utilidad a la hora de vigilar los tramos desiertos en los que no hay puestos de control o en aquellas zonas de difícil acceso por tierra. También permitirán patrullar los mares, como el Estrecho de Gibraltar, con un coste infinitamente menor que otros medios y menores tiempos de reacción.

El ejemplo de Estados Unidos y México

El gobierno norteamericano cuenta con más de 18.000 agentes destinados a la Patrulla Fronteriza y más de 1.126 kilómetros de vallas que separan México de Estados Unidos. Lo paradójico es que, pese a semejante despliegue, los problemas de inmigración ilegal y tráfico de drogas no sólo no se han reducido sino que siguen aumentando año tras año.

Por ello, las autoridades de EEUU decidieron, ya en 2013, comenzar a patrullar la mitad de la frontera con México sólo con drones, cubriendo así las zonas más alejadas de los pasos oficiales y las torres de vigilancia y destinando los agentes sobre el terreno solo a las zonas donde son realmente necesarios.

Por el momento se han realizado ya más de 10.000 vuelos con drones que han recorrido una extensión de unos 400 kilómetros. Con estas exploraciones, llevadas a cabo con aeronaves del tipo Predator, las autoridades pueden detectar las zonas con más actividad ilegal y seleccionar mejor cómo y cuándo hay que enviar agentes para interceptar y tomar medidas al respecto.

Los vuelos suelen durar unos tres días, tras lo que se comprueban los resultados del vídeo y se contrastan con un software especializado que detecta hasta los cambios más pequeños que se hayan producido en las imágenes. Así, el dron es capaz de detectar a inmigrantes entrando en el país de forma ilegal o coches sospechosos.

Aunque el 92% de las actividades han resultado normales, en otros casos el gobierno norteamericano envío tropas sobre el terreno para evaluar si se estaban produciendo actividades ilegales en la frontera. En un 2% de los casos quedó demostrado el acceso ilegal de personas o mercancías desde México y se instalaron puestos de vigilancia y sensores de tierra para detectar cualquier acceso posterior.

Tal es el éxito de la iniciativa que el programa se está extendiendo actualmente a la frontera con Canadá. ¿Cuándo veremos proyectos similares en nuestro País?

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