Volar un dron consiste, en gran medida, en adoptar un punto de vista distinto, en observar la realidad desde un ángulo que no es el habitual. Deloitte, firma líder mundial en servicios profesionales, da su opinión sobre el futuro del mercado a corto y medio plazo y, en efecto, se trata de un planteamiento y unas conclusiones que se distancian de las expectativas habituales. Veamos.
En una nota recientemente publicada bajo el título “Drones: high-profile and niche”, la firma del selecto club de las “Big Four”, hace un interesante pronóstico del mercado (no militar) de drones para 2015 y estima la cifra global de negocio del sector entre 200 y 400 millones de dólares, lo que supone una estimación de 300.000 unidades vendidas a lo largo del año. Cifras muy lejos del multimillonario negocio tan comentado por otros comentaristas del sector, al menos en el corto y medio plazo.
¿Por qué no “despegaría” el sector?
Para Deloitte son tres las razones fundamentales: seguridad, regulación y coste. Veamos.
En primer lugar está la seguridad, la seguridad del vuelo que, como sabemos, puede verse afectada por causas humanas o mecánicas. Las dificultades propias del pilotaje, la duración de las baterías o las averías en cualquiera de los componentes, no pocos, pueden provocar un accidentes. Teniendo en cuenta el coste de un dron frente a otros dispositivos (smartphones, robots terrestres, etc.), ¿quién estaría dispuesto a arriesgar una cantidad de dinero nada despreciable?.
En paralelo, y no menos importantes, estarían los riesgos asociados al uso inapropiado del dron, entre otros, los que resulten de la la invasión de la privacidad de terceros o el comportamiento antisocial. No se puede olvidar que ya hay casos de pilotos y usuarios multados y por importes nada despreciables. Suma y sigue.
El segundo factor de la ecuación es la regulación. Debido a los accidentes acaecidos hasta la fecha, argumenta Deloitte, se tiende hacia una regulación de la actividad que, en mayor o menor medida, afectará la utilización de los drones y en especial al uso recreativo. Lógicamente la casuística puede ser muy diversa y habrá regulaciones más permisivas que otras. Lo que está claro es que el “laissez faire” dentro del sector tiene los días contados.
Finalmente Deloitte pronostica que no habrá un despliegue masivo de los dispositivos por parte de empresas privadas o agencias publicas. El argumento en este caso es simple: el coste. Como promedio general el precio de un dispositivo puede oscilar entre los 1.000 dólares del semi-profesional a superar los 10.000 dólares del profesional. En efecto, “los drones son más baratos que los helicópteros pero mucho más caros que los vehículos convencionales terrestres” argumenta Deloitte.
¿Qué mínimos pronostica Deloitte?
Deloitte no cree que 2015 sea el año del ‘esperado’ despegue del mercado global de drones.
La consultora, en efecto, dibuja un horizonte interesante para aquellas actividades donde los drones ofrecen un valor añadido claro, por ejemplo, la inspección de infraestructuras y edificios, la fotografía aérea o la gestión de recursos naturales.
En relación con el uso de drones para envío de paquetería Deloitte hace un interesante ejercicio de estimación de costes que, argumenta, limitaría la factibilidad de esta actividad a los envíos de alto valor y poco peso. Desconocemos si Amazon está de acuerdo con este planteamiento o se ha pronunciado.
¿Cual será el futuro del sector?
Business Insider considera que el 12% de los 98.000 millones de dólares en que estima el volumen del mercado global de drones entre 2013 y 2023 corresponderá a usos comerciales, esto es, una cantidad por encima de los 10.000 millones de euros hasta 2013.
De acuerdo con el periódico británico The Guardian y la CEA (la “Consumer Electronics Association” de Estados Unidos), asociación que engloba a más de 2.000 empresas tecnológicas, se prevé para 2015 un volumen de negocio de 130 millones de dólares con más de 400.000 unidades vendidas, pudiendo alcanzarse la cifra total de negocio de 1.000 millones de dólares en tan solo tres años, esto es, en 2018.
Responder con exactitud a esta pregunta requeriría hacer un ejercicio muy complejo. En cualquier caso hay dos cuestiones claras e íntimamente relacionadas: el sector va a experimentar un enorme crecimiento en los próximos años y ese crecimiento va a depender de la regulación.
Como indica el prestigioso semanario The Economist el potencial del sector dependerá de la regulación. El reto corresponde en gran medida a los reguladores y consiste en definir una reglas que compatibilicen seguridad e innovación con el enorme potencial comercial y civil de los drones.