Los drones se han granjeado las simpatías de los habitantes de algunas zonas remotas gracias a los que proyectos que los han empleado para llevar medicinas o transportar muestras de sangre.
El proyecto que la startup WeRobotics ha llevado a cabo con Perú, junto con la comunidad Flying Labs y la aquiescencia del Ministerio de Salud del país, ilustrar esta tendencia.
En la región de Pampa Hermosa, de una naturaleza exótica, las distancias son cortas, pero apenas hay infraestructuras y los trayectos son largos. Sin embargo, algunas situaciones requieren de acciones de emergencia. En la zona se producen una media de 45 mordeduras de serpiente al mes.
En estos casos es necesario administrar el antídoto correspondiente cuanto antes. Y actualmente los tiempos son francamente mejorables. En la tierra agreste de la Pampa Hermosa, desde la población más remota del lugar hasta la centro urbano de Contamana, que cuenta con una amplia oferta de servicios, hay unos 40 kilómetros. El problema es la orografía y los obstáculos que minuciosamente la naturaleza ha ido poniendo a lo largo de los siglos.
Si el recorrido se hace por medios convencionales, que incluyen una travesía en canoa, se tarda seis horas en completar. Con un dron se pueden conectar los dos lugares en solo 35 minutos.
La gente de WeRobotics construyó un dron expresamente para este cometido. Se trata de una aeronave prácticamente de factura casera, con piezas de otras y materiales baratos. El objetivo era puramente funcional y las pruebas se superaron sin problemas.
Aparte de llevar el antídoto el dron también permite transportar muestras de sangre, con lo que se facilitan los servicios médicos en estas áreas remotas.
Estos mismos servicios son los que otra startup, Zipline, comenzó a prestar en Ruanda el pasado año. En este caso los drones son más sofisticados y pueden acarrear hasta 10 kilos de peso.