Lian Pin Koh es profesor en la Facultad de Ciencias Ambientales y Terrestres de la Universidad de Adelaida y director de la organización no gubernamental ConservationDrones.org, desde que él mismo la fundó hace casi 3 años, en abril de 2012, junto al primatólogo Serge Wich, con el fin de construir vehículos áereos no tripulados de bajo coste, destinados a su uso por parte de grupos ecologistas.
A día de hoy, ConservationDrones.org se define como una iniciativa mundial con la misión de promover la concienciación sobre la problemática ambiental; dotar a las zonas tropicales de la capacidad de construir RPAS destinados a fines de conservación; e inspirar a otros para adaptar otras tecnologías emergentes a fines conservacionistas. Además, trabaja junto a cientos de ONGs e investigadores, así como con funcionarios gubernamentales de más de una docena de países.
En una entrevista para Yale Environment 360, una revista sobre medioambiente editada por la Universidad de Yale, aclaraba los beneficios de usar drones en países en desarrollo para tareas de conservación: “En zonas de conflicto o áreas comúnmente visitadas por cazadores furtivos, como Nepal o algunas zonas de la India, los investigadores medioambientales trabajan en constante peligro de entrar en contacto con personas armadas, arriesgando sus vidas. Pero, teniendo drones recogiendo los datos, evitan esos riesgos. Otra razón es que sencillamente muchos lugares no son accesibles, o es muy costoso llegar a los mismos, porque requerirían de organizar una expedición con gran cantidad de personas, equipamiento, alimentos y otras necesidades logísticas. Los drones permiten a los biólogos estudiar el área previamente, precisamente para saber si merece la pena organizar dicha expedición”.
Entre los proyectos en los que han participado, Koh destaca el primero: encontrar una manera más barata de monitorizar las poblaciones de orangutanes de Sumatra. La forma tradicional era mandar equipos a recorrer el bosque, para que contaran el número de nidos y estimar así la población a partir de los mismos. La opción de contar los nidos desde arriba con aviones tripulados era cara y muy arriesgada (la selva carece de sitios para aterrizar en caso de emergencia). Pero ahora, el uso de los drones de ConservationDrones.org permite obtener imágenes de muy alta resolución de los nidos (tan alta, que permite a los biólogos disponer por primera vez de datos como el tipo de hojas que usan para construirlos). Ahora trabajan en diseñar un algoritmo capaz de diferenciar los nidos de orangután en una imagen, para que su recuento esté automatizado.
Sobre los drones construidos por su organización, Koh aseguraba haber construido más de un centenar hasta ese momento. “Cuando empezamos, básicamente tuvimos que construir un RPA desde cero, hoy en día podemos comprarlos listos para montar, con un sistema de piloto automático incluido y todo bien configurado”
Al margen de este proyecto pionero, están surgiendo iniciativas similares en todo el mundo, tanto por parte del sector privado como del público: a finales de 2012, Google donó 5 millones de dólares a WWF para utilizar drones en la vigilancia contra cazadores furtivos en África; en 2014, la ONG Digital Democracy puso en marcha una iniciativa para donar a los Wapichana, un pueblo indígena de Guayana, de drones (y de formación para usarlos) con el objetivo de que les permitieran monitorizar la deforestación por tala ilegal a lo largo de sus 7 millones de hectáreas de selva.
IMAGEN: ConservationDrones.org