No será hasta 2017. Dentro de un par de años podremos ver a este ingenioso robot volador acompañando a los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS son sus siglas en inglés). Su nombre es Astrobee (en la imagen inferior). Un robot con forma de cubo de 30 cm de lado que viene a sustituir a los SPHERES (Synchronised Position Hold, Engage, Reorient, Experimental Satellites), para muchos, los primeros drones espaciales, en servicio desde 2006.
A un nombre más sencillo corresponderán misiones más complejas. No podía ser de otra manera. La misión del Astrobee será liberar a los astronautas de las tareas rutinarias y al mismo tiempo servir de ojos virtuales para el puesto de control central. Por ejemplo el Astrobee podrá emplearse para chequear los sonidos que genera la estación, en ocasiones una auténtica fábrica de ruidos, una tarea que puede requerir de más de dos horas para los astronautas e incluso dañarles el oído.
Otra aplicación será la de intentar mantener la estación ordenada. Para ello cada objeto dentro de la estación dispondrá de un tag que permitirá su localización mediante un sistema de radiofrecuencia RFID (radio-frequency identification). Como dato tan solo indicar que el tamaño de la estación es similar a la cabina de un B-474, por lo tanto mantener el orden dentro de la estación puede llegar a convertirse en una auténtica pérdida de tiempo.
A diferencia de los SPHERES el Astrobee estará dotado de visión artificial y no necesitará del actual sistema de balizamiento. Este avance le proporcionará sin duda mayor autonomía. Tampoco necesitará de dióxido de carbono para su sistema de propulsión. Un sistema que requería de una complicadísima logística y del apoyo terrestre. El Astrobee se impulsará mediante un sistema de aire comprimido que se alimentará del aire de la estación y sus batería se cargarán mediante las docks dispuestas en la Estación.
Con el Astrobee la NASA podrá avanzar de forma decisiva en el desarrollo de tecnologías para la operación de robots en modo autónomo, control remoto de operaciones desde Tierra y, como no podía ser de otra manera dentro de un espació confinado, profundizar en el desarrollo técnicas de interacción robot-tripulación.
Imagen: NASA
