Aparte de los motores y la estructura, el hardware de un dron está compuesto por los componentes básicos de un smartphone, como son un conjunto de sensores, procesadores y chips de conectividad inalámbrica. Seguramente estos puntos en común estuvieron presentes en el nacimiento de la idea que después daría lugar a Flone. Un proyecto de factura española que permite a un smartphone echar a volar.
Los creadores de Flone ofrecen un kit para construir una estructura con un sistema de motores, gobernados por un controlador de vuelo Multiwii que está basado en Arduino. En ella se coloca un smartphone, que se convierte en el cerebro del drone. Una vez colocado en la estructura, el aparato se puede controlar de forma remota con otro smartphone.
La aplicación Flone Remote permite conectar con bluettoth (unos 50 metros de distancia máxima) con el cerebro del aparato (desde la web oficial indican que también se permite la sincronización por WiFi, con lo que el alcance sería de unos 300 metros). El manejo de la aplicación es muy intuitivo: el dron imita los movimientos que el usuario hace con su móvil.
Flone Remote capta la información que ofrecen los sensores del smartphone que está en manos del usuario. El nivel de inclinación y los giros se procesan y se transmiten al dron, que de esta forma enfila su vuelo. El usuario solo tiene que ladear su móvil y dirigirlo, como si fueran los mandos de un avión. El tiempo de vuelo que permite el kit –debido a la batería con la que cuenta– es de unos 15 minutos, aunque depende de la altura que se alcance, la velocidad y otras circunstancias, como el viento por ejemplo.
Los creadores de Flone explican que escogieron la forma en X de la estructura porque es la que mejor encaja para hacer volar a un smartphone de los actuales. De esta manera se deja libre un espacio para la cámara, así como para el micrófono, mientras que la luz LED también está visible. Respecto a las aplicaciones que puede tener un dron de este tipo, desde la web oficial afirman que en el futuro se podría usar para recoger imágenes, registrar sonidos e incluso información electromagnética, gracias al magnetómetro con el que cuentan los smartphones.
La estructura, las piezas electrónicas, la batería y los motores, es decir, el kit completo para montarlo tiene un precio de alrededor de 250 euros. Sin embargo, la estructura también se puede imprimir en 3D, descargando el modelo desde el sitio Thingiverse. Los filamentos de plástico que se usan comúnmente como materia prima para estas máquinas sirven para el propósito.
Imagen: flone.aeracoop.net