La posibilidad de pilotar drones a decenas de kilómetros de distancia podría ser una realidad en poco tiempo. Gracias a las redes de comunicaciones que utilizan los usuarios de smartphones en Japón, se ha podido comenzar a hacer pruebas que permiten controlar aeronaves no tripuladas a 60 kilómetros de distancia del piloto.
El Autonomous Control Systems Laboratory, como ha sido bautizado el proyecto que está llevando a cabo la Universidad de Chiba, se encarga de volar drones con smartphones equipados, usando la red de comunicaciones LTE (Long-Term Evolution) como método de conexión entre los pilotos y los dispositivos. NTT DoCoMo es el operador de telefonía vinculado a estas pruebas, quien se encarga de controlar la conexión desde las estaciones repartidas por el territorio nipón.
En muchos casos, los drones son operados mediante radiocontrol o georreferenciación, volando en radios de un kilómetro de distancia como máximo. Si esta iniciativa triunfa, podría suponer un empuje hacia la proliferación de drones empleados en servicios como el reparto de mercancías, las tareas relacionadas con la seguridad y otras aplicaciones industriales.
Las aeronaves que se encuentran volando con el sistema de telecomunicaciones de cuarta generación (4G) pueden enviar imágenes e informes sobre las condiciones en las que están desarrollando el trayecto. Además, al basarse en una red de comunicaciones para la telefonía, no es necesaria ninguna infraestructura adicional para la plena operatividad de los drones.
La limitación de la distancia que puede volar un dron, sea por su autonomía o por el radio de alcance, es algo a lo que varias empresas como Uavia están tratando de poner solución. Varios diseñadores de esta empresa francesa han creado un dron que puede ser pilotado a más de 9.000 kilómetros de distancia. Mientras el dron está en San Francisco se puede manejar desde la capital parisina, y todo gracias a un programa basado en la nube.