Con el 4G y la fibra óptica todavía aterrizando en los hogares de los países más desarrollados, muchos ya tienen puestas las miradas en la nueva tecnología 5G. Una red que podría ofrecer velocidades de conexión de 10 gigabytes por segundo, muy superiores a la alta velocidad de la actual fibra óptica.
Sin embargo, el principal obstáculo a la hora de implantar las redes 5G es la infraestructura necesaria. Esta red opera a unas frecuencias muy altas, lo que se traduce en una limitación del alcance de la señal. Por esto, las actuales infraestructuras impedirían una cobertura aceptable. Para poder tener una cobertura de red óptima sería necesario instalar más antenas de las que existen a día de hoy, y sobre todo, que la distancia entre unas y otras fuera mucho menor.
Actualmente, la distancia entre antenas suele ser de unos dos kilómetros en zonas con una densidad de población alta. Sin embargo, para mantener la red 5G harían falta antenas a una distancia no superior a 250 metros unas de otras, es decir, una infraestructura 8 veces superior a la actual. El principal contratiempo para la ampliación de las infraestructuras radica en que es necesario obtener permisos de las autoridades de la zona, además del gasto que constituye su instalación.
Es aquí donde el papel de los drones entra en juego, ya que gracias a la labor de las aeronaves no tripuladas se podrían instalar antenas 5G. Se trataría de unas estructuras de tamaño reducido, para que pudieran ser fácilmente transportadas por estos dispositivos, y que estuvieran alimentadas por paneles solares y baterías que almacenasen la energía recogida a lo largo del día.
Este es uno de los intentos por integrar en la misma ecuación a los drones y a las comunicaciones. Si los drones pueden servir de apoyo para la integración de redes de comunicaciones: ¿por qué no sería posible que estas aeronaves aprovechasen las redes para ser controladas? Con esa objetivo en mente, Japón ha comenzado a realizar pruebas con las redes LTE para poder manejar los dispositivos a kilómetros de distancia. Este es un claro ejemplo de que el binomio drones-comunicaciones es posible.
Imagen: Pulpolux
