En 2014 un ciudadano de Nueva Jersey derribó un dron de un disparo. El principal motivo fue que el dispositivo estaba dando vueltas encima de su casa.
Este hecho podría tener consecuencias legales para el agresor. Según informa Associated Press, el pasado sábado, este se declaró culpable del suceso ocurrido dos años atrás y será juzgado el próximo mes de abril. Pese a esto, los fiscales han recomendado la libertad condicional para el acusado.
La FAA (Federal Aviation Admistration) marca que los drones deberían volar por encima de los 120 metros de altitud y nunca cerca de personas o estadios. El propietario del dron ha declarado que se encontraba tomando imágenes de la casa de un amigo que quería hacer una reforma.
Pero no es el único caso en el que el uso de drones y los derechos de los ciudadanos se ven enfrentados.
El pasado verano, otro ciudadano estadounidense también disparó a un dron. Pensaba que el dispositivo estaba espiando a su hija adolescente mientras tomaba el sol. En este caso, tras escuchar los testimonios de dos testigos, el juez retiró los cargos contra el ciudadano que había efectuado el disparo.
Estos casos evidencian los conflictos relativos a la privacidad que puede generar el uso de los drones. Sin embargo, su vulneración no es la única controversia en el mundo dron. Este verano, helicópteros encargados de sofocar los incendios se vieron obligados a aterrizar antes de tiempo, ya que había drones sobrevolando la zona que estaban obstaculizando su labor.
Pese a que la legislación en lo referente a los UAV está dando sus primeros pasos, el abaratamiento y adopción de esta tecnología crece a pasos agigantados. Esto hace necesario que el marco legal se desarrolle paralelamente para así poder evitar nuevos problemas y solucionar los existentes.
Imagen: StayRAW