La compañía automovilística Rolls-Royce tiene en mente desarrollar una flota de drones marinos de carga que podría estar operativa para el año 2020. Estos dispositivos podrían operar de forma completamente autónoma o ser pilotados desde un centro de control en tierra firme. En cualquiera de los casos no sería necesario tener ninguna tripulación a bordo.
Según un informe publicado por la empresa, desde la base de control se podría controlar una flota completa de estos vehículos, lo que conllevaría un abaratamiento de las operaciones y otorgaría un mayor espacio para transportar mercancía al no tener que habilitar la nave para ningún tipo de tripulación.
Este proyecto ha sido presentado en el congreso 2016 Autonomous Ship Technology Sumposium, celebrado en Amsterdam. Durante este evento, Oskar Levander, vicepresidente del área de innovación marina de la empresa, se pronunció señalando la importancia de que existan barcos autónomos y controlados por control remoto.
El sensor que ayudaría a estos drones marinos a seguir las rutas de reparto ha sido probado en Finlandia y la compañía ha creado una simulación de este sistema de control para ver cómo funcionaría en un contexto real. Sin embargo, la sustitución de barcos tripulados para entregar mercancía por estos vehículos autónomos también tiene sus inconvenientes.
Tal y como reza el informe anteriormente mencionado, uno de los principales problemas que presentan las embarcaciones no tripuladas es la mayor vulnerabilidad ante posibles casos de piratería y secuestro, ya que no hay nadie a bordo que pueda evitarlo. Estos actos se podrían realizar hackeando la nave, y no necesariamente abordándola como tradicionalmente se ha hecho.
Rolls-Royce no es la única gran compañía que se ha lanzado al mar y ha focalizado esfuerzos para tratar de desarrollar drones marinos. Uno de los ejemplos más destacables es el de la multinacional Boeing. La compañía norteamericana se encuentra desarrollando el Echo Voyager, un vehículo submarino no tripulado autónomo capaz de navegar durante seis meses y cubrir hasta 12.000 kilómetros de distancia.
Imagen: Rolls-Royce