La Corte Suprema Administrativa de Suecia ha impuesto la prohibición de que los drones con cámara puedan filmar libremente. De este modo los usuarios de drones de consumo tendrán prohibido tomar imágenes aéreas con estos dispositivos desde cielo sueco.
La única excepción para poder grabar es que el uso de los drones con cámaras sea para realizar trabajos de vigilancia, aportar pruebas para un crimen o prevenir accidentes, es decir, con ciertos propósitos profesionales. Sin embargo, pese a tener autorización para grabar, las actividades o trabajos que no se ven limitados por la legislación deben estar acreditados con el permiso correspondiente.
Bajo el marco de esta nueva legislación, los operadores de drones menores de 25 kilos de peso están exentos de pagar la tasa regulatoria de 1.400 dólares establecida por el país. En el caso de los terratenientes, si quieren operar drones de más de 25 kilos sobre sus propias tierras tendrán que pagar dicha tasa, pero no se verán afectados por la limitación que impone la legislación y podrán volar sin necesidad de recibir ningún permiso.
Las primeras reacciones no se han hecho esperar y muchos han apuntado que estas leyes carecen de lógica, ya que los ciudadanos suecos tienen permitido, por ley, filmar imágenes en espacios públicos. Además, ven incoherente que no puedan hacerlo usando una aeronave no tripulada. Como añadido, cabe mencionar que los trabajos del ámbito periodismo tampoco cuentan con ninguna excepción que exima de cumplir la normativa.
La controversia sobre este asunto posiblemente sería menor si solo se limitase la prohibición de filmar con drones a espacio aéreo restringido, como el de los aeropuertos. De este modo, han surgido medidas para acabar con las amenazas que los drones furtivos en estos emplazamientos, y un ejemplo de estas es el dron Interceptor, creado por Aispace Systems, cuya función es localizar y atrapar a los drones ilegales con una red.
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