Airbus ha presentado su nuevo proyecto en lo referente al mundo de los drones. Se trata de Thor, un dron cuyas partes han sido desarrolladas exclusivamente gracias a la tecnología de la impresión 3D. Todo, excepto la electrónica, ha sido fabricado mediante esta técnica.
Gracias a la impresión 3D, Airbus ha podido crear una aeronave no tripulada ligera para su categoría (apenas pesa 21 kilos) y con una envergadura que no supera los cuatro metros de longitud. Además, este método también ha permitido desarrollar un motor constituido únicamente por tres piezas ensambladas, en lugar de las 270 que eran necesarias antes de la utilización de dicho método.
La utilización de esta técnica supone un ahorro a nivel general. En primer lugar de tiempo, ya que la impresión 3D es una medida mucho más rápida que el proceso de fabricación tradicional. También se traduce en unos costes inferiores, ya que se puede prescindir de parte de las herramientas y maquinaria necesarias para su creación. Y, cómo no, de combustible, pues el compuesto, con el que están desarrolladas tanto las partes del motor como del resto de la aeronave hace que esta sea mucho más ligera que si se hubiese fabricado con materiales convencionales. A su vez, el hecho de consumir menos combustible también puede ayudar a reducir las emisiones de contaminación que provengan de las aeronaves.
El principal rival de Airbus, Boeing, también se ha embarcado en el desarrollo de modelos mediante el uso de impresión 3D, como es el caso del avión comercial B787 Dreamliner. Sin embargo, hay otras compañías que también han apostado, al igual que Airbus, por unir drones e impresión 3D.
Es el caso del fabricante americano Aurora Flight Sciences, que con la ayuda de los expertos en esta tecnología, Stratasys, presentaron hace unos meses el primer UAV a reacción. Un dispositivo de ala fija, de apenas 13 kilos de peso y tres metros de envergadura, capaz de alcanzar una velocidad máxima que rondaría los 250 kilómetros por hora.
Imagen: Airbus