Algunos de los usos más recurrentes de las aeronaves no tripuladas se realizan en el sector de la agricultura. Es uno de los ámbitos profesionales donde se demanda más el uso de drones. Esto, entre otros aspectos, es debido al ahorro de tiempo, costes y recopilación de información clave que se obtiene con los dispositivos, gracias en gran parte a la tecnología de mapeo y análisis del terreno.
En España, el Grupo Matarromera, de la provincia de Valladolid, está preparando la vendimia anual de sus vides y olivares para llevarla a cabo mediante la agricultura de precisión, y en concreto con el apoyo de drones. Para esta labor, la compañía trabaja junto a SmartRural, la empresa española, que con el uso del eBee de senseFly, realiza trabajos para la mejora del rendimiento de los campos de cultivo.
La combinación de cámaras multiespectrales, imagen infrarroja y aeronaves no tripuladas resulta clave para mejorar la gestión de los campos de cultivo y así hacer una vendimia selectiva. Mediante el mapeo y análisis de los terrenos, los agricultores pueden conocer índices de la vegetación tales como el nivel de estrés hídrico o la cantidad y calidad de las cosechas.
Además, los mapas obtenidos de las imágenes captadas por los sensores de los drones ayudan a regular la cantidad de abonos, agua y pesticidas que los campos necesitan, lo que influye directamente en un ahorro en costes y en la mejora de la salud de los cultivos.
Más allá de la gestión de vides y olivares en la zona de la Ribera del Duero, los vinos Rioja también se han adentrado en la agricultura de precisión con los drones como soporte. El proyecto E-Vineyard es una iniciativa que se está llevando a cabo entre varias empresas locales del territorio riojano y la Universidad de la Rioja, y que tiene como objetivo la gestión integral de los viñedos.
Imagen: Juanedc
